Tus palabras sin
sentido es la primera novela publicada de Antonio Heras, inicialmente comercializada
bajo otro título, Mares pacíficos. El
autor la alumbró a los veinte años, en una época en la que devoraba los grandes
clásicos victorianos: Jane Austen, Henry James, las hermanas Brontë... Se
podría decir, por tanto, que es una obra de juventud donde Antonio Heras rinde
tributo a sus autores favoritos, si bien por ello no deja de ser una novela
brillante y con un estilo muy personal.
El peso de la trama lo lleva desde el comienzo James
Blacksmith, un magnate del mundo editorial que ha conseguido triunfar tras
vivir una infancia carente de amor y repleta de dificultades de toda índole.
Tiene una familia perfecta ―mujer y tres hijos― y vive en una elegante villa
del barrio más selecto de Wells. Todo parece sonreírle, o ese cree él, porque
un día, al recoger la correspondencia de su apartado postal, descubre una carta
que no le pertenece. Tras deliberar consigo mismo acerca de si debe abrirla o
devolverla a la oficina, opta por la primera opción, encontrando en su interior
delicadas y sentidas palabras de amor dirigidas a un tal Víctor. Esa forma de
amar, desconocida por él, hará que su mundo se tambalee. Cada vez visita con
más frecuencia la oficina postal, anhelando hallar otra carta. Sin darse
cuenta, se va enamorando lentamente del remitente, que firma solo con su
inicial ―M.―, y su vida acomodada comienza a parecerle una mentira, una suerte
de teatro de las vanidades. Su mujer, proveniente de una familia humilde como
la suya, parece haber olvidado sus orígenes, y James no reconoce a la Marge con
la que se casó, encontrándose al regresar a casa con una extraña a la que empieza
a aborrecer. Pese a las dificultades que pueda conllevar guardar un secreto
como aquel, James está decidido a continuar con ese amor platónico; nada lo
detendrá, nadie impedirá que localice a la persona que escribe esas cartas,
pues al fin vuelve a sentirse vivo.
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Wells |
Tus palabras sin
sentido es una obra neovictoriana, entendiendo como tal un modelo que emula
la esencia y la estética de la época victoriana, pero combinando ideas y
principios del mundo moderno, resultando así novedosa. Los ecos de la
literatura victoriana original son manifiestos: ubicación (Inglaterra),
escenarios (suburbios de Londres, barrios adinerados de Wells y la campiña
inglesa), la extensión de la pieza, el uso de la forma epistolar, el sentido
del deber, la aceptación de la autoridad (empezando esta dentro de la unidad
familiar), el desarrollo industrial, las clases sociales y sus aspiraciones, la
preocupación por la decencia, la rectitud y la moral, entre otros.
La ambientación es exquisita, las descripciones son muy
minuciosas y realistas y el lenguaje está perfectamente adecuado a la sociedad
inglesa del momento. Y es que la novela bien podría haberse publicado a finales
del XIX, pese a haberse escrito en los albores del siglo XXI. El tratamiento de
los personajes está muy cuidado, absolutamente todos y cada uno de ellos sufren
y evolucionan, alejándose así de algunas piezas victorianas, donde según qué
personajes ―generalmente los villanos― eran planos.
El poder de las palabras juega un papel fundamental. Estas
son las artífices del cambio, el motor de la historia ―concepto de literatura
como arma―: esto se evidencia claramente en los tres bloques de la novela. Por
su parte, la trama está perfectamente hilada y trabajada; el autor capta
enseguida la atención del lector, convirtiendo Tus palabras sin sentido en un libro endiabladamente adictivo. Y al
igual que en toda buena novela, el final queda abierto, dejando al lector el
poder de construir su propio desenlace.
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Antonio Heras |
Antonio Heras pone especial énfasis en la decidida voluntad
de los protagonistas por ser libres, por poder amarse. Y es que el tema central
de la obra no es otro que el amor ―como generalmente sucede en los escritos de
juventud―, y el autor lo expresa como un ideal del Romanticismo, un concepto
que pervive en la novela gótica victoriana. Cuando la pasión despierta, es
imposible acallarla, y eso conduce al dolor, al sufrimiento y a la rebeldía. Es,
por tanto, un amor que mueve el mundo, sangrante y lacerante como el de Goethe
(
Las cuitas del joven Werther), o
bien un amor eterno, que perdura más allá de la sepultura (Emily Brontë y sus
Cumbres borrascosas). Pero para que
dicho sentimiento triunfe, la pareja deberá enfrentarse a los férreos
principios imperantes en la sociedad, rebelándose. Dicha rebeldía es palpable
en la contraposición de los conceptos campo-ciudad, donde el campo equivaldría
a la libertad de un mundo sin reglas, mientras que la ciudad representaría la
sociedad rígida e intolerante.
Los autores victorianos que trataron de hacerlo con sus
personajes en el siglo XIX vieron cómo sus originales eran mutilados,
primeramente, por los editores ―nunca podremos conocer cómo era el manuscrito
completo y sin censura de El retrato de
Dorian Gray― y, después, tras su publicación, cómo la prensa tachaba sus
obras de “impetuos[as], vulgar[es] y subversiva[s]”, caso de las sensation novel de Mary Elizabeth Braddon,
que solo exponían lo mundano que podía llegar a ser el ser humano, revelando
aspectos incómodos de la sociedad victoriana: bigamia, matrimonios secretos,
viudas negras en busca de nuevas presas, herederas encerradas en sanatorios por
su familias para administrar su herencia, etcétera. Para ello la autora solía
crear arquetipos de heroínas femeninas que dominan al hombre, desafiando
doblemente el statu quo reinante.
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Tus palabras sin sentido | |
Y Antonio Heras, en ese sentido, hace algo similar con sus
dos protagonistas, dando voz a hombres con otra forma de sentir ―he aquí el
espíritu del siglo XXI, pues en aquel entonces el enfoque de esta obra habría
sido prácticamente inviable―, y denunciando situaciones que no solo entonces
eran vistas con malos ojos, pues también lo son ahora por desgracia. Sin duda, esto
nos ha de hacer reflexionar.
Pueden pasar los años y los siglos, mejorar el bienestar y
la tecnología, pero ¿en realidad ha cambiado tanto la sociedad? Pese a la
oscuridad que nos revela la respuesta a esta cuestión, no hay que dejar de
luchar por lo que uno siente. La felicidad, independientemente de todo, se
halla en el ahora, no en un futuro, sociedad y lugar concretos. Al final todo
depende de nosotros, de nuestras ganas de vivir en libertad.
Tapa blanda: 350 páginas
Editor: Autoeditado
ISBN-13: 978-1976952043